Hoy, hablando con unos compañeros del trabajo, ha salido un tema que me ha dado mucho que pensar. Hemos estado hablando de esas maravillosas máquinas que tienen unos electrodos que te colocas por el cuerpo y que, cuando los enchufas, te envían una serie de micro estímulos a los músculos que los hacen trabajar mientras tú estás cómodamente sentado en el sofá viendo tu serie favorita.
Así es por lo menos como lo anuncian en la tele. Yo más bien diría que son auténticas máquinas de tortura incapaces de hacerte perder ni un gramo de grasa y que sirven para que la gente que no tiene ganas de moverse, se motive pensando que con esa absurda máquina está moviendo su cuerpo. ¿Las habéis visto alguna vez? Seguro que sí, porque aunque no quieras siempre tienes uno de esos anuncios en el intermedio de cualquier programa en cualquier canal.
Para empezar, y como siempre pasa en este tipo de anuncios, te suelen poner como ejemplo a gente que no lo necesita para nada. Tu ves al tío sentado en el sofá sin camiseta, todo cachas, con los electrodos colocados en los pectorales, y con una cosa a la cintura que parece la riñonera de un yonki (o "junkie" para los puritanos). Tu no sabes si ese tío está con la máquina de electroestímulos o en el hospital por haberse metido lo que llevaba en esa riñonera.
El caso es que el tío se pone en el sofá, enciende el cacharro ese, y automáticamente todos sus músculos empiezan a dar unos saltos que te dan ganas de llamar al 112 para que un profesional pare el ataque epiléptico del primo de Jean Claude Van Damme. Si navegamos un poquito por internet, vemos que para que los músculos den esos saltos, se necesitan unas corrientes eléctricas bastante elevadas, así que es totalmente imposible que, basándonos en las especificaciones de los fabricantes de esos trastos, los músculos se muevan de la manera que lo hacen. Yo he visto a Arnold Schwarzenegger en Conan el Bárbaro y hacía exactamente los mismos movimientos, pero sin electrodos. Él los hacía con la rubia esa que le pusieron en la peli y que no sabía dónde se estaba metiendo. Porque el Schwarzenegger tendrá un cuerpazo que te cagas, pero con el careto paga. Así que supongo que la rubia pensó: -"Lo que sea por Crom". ¡Ojo! No confundir con el Google Chrome.
En fin, que me despisto, que ahí tenemos a nuestro cachas moviendo los músculos al ritmo de las maracas de Machín con un cacharro que funciona con dos pilas de mando a distancia. Y el tío tan feliz, pensando que nos lo estamos tragando... y ¡todo por el increíble precio de 99,99 euros! ¡Tócate los cojones! Si que es increíble, sí. Porque parece increíble que por una riñonera con dos cables te soplen casi cien eurazos. Y eso no es todo, porque cada vez que te pones ese trasto, te estás jugando la vida. Sí amigos, como lo oís. Si queremos incluir esos aparatos como deporte, habría que meterlos en el apartado de "Deportes de Riesgo", junto con el "puenting", el "rafting" y todo lo que acaba en ing. Le podríamos llamar el "electrocuting". ¿Por qué? Pues porque imagina por un momento que te quedas dormido con el cacharro ese pegado al cuerpo. Tú normalmente estarás con tu cervecita y viendo una peli, porque es tan cómodo que lo puedes usar hasta en el sofá... o eso dicen. En situación normal, si te quedas sopa en el sofá con la birra en la mano y te la echas por encima, como mucho vendrá tu mujer y te echará la bronca. Pero en la misma situación con el cacharro ese enchufado, como tu mujer no oiga los gritos, cuando vuelva al salón se va a encontrar en el sofá con el hermano mulato de Pumuki.
No hagáis caso de las cosas que salen en la tele. Mi abuela me enseñó que todas son mentira, y pude comprobarlo cuando abrieron el canal de Intereconomía.
Vamos ya con el menú del día:
- Desayuno: Café con leche.
- Almuerzo: Una manzana.
- Comida: Patatas asadas con 2 filetes de carne.
- Merienda: A la hora de la merienda todavía estaba trabajando... menudo día.
- Cena: Fingers de Parmesano y un cogollo.
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